martes, 26 de agosto de 2008

Monólogos de la ducha.


Que feo es ir a bañarse. No bañarse en si, sino el simple acto de IR a bañarse. Una odisea, todo un tema.

Es un momento que todos, o al menos la gran mayoría odiamos con lo mas profundo de nuestro corazón, y que añoraríamos que no existiera, pero como una aguja que pincha una burbuja, el ir a bañarse existe y hace desaparecer nuestro anhelo.

La odisea comienza con el saber que te tenes que ir a bañar. Ahí es cuando el bajón toca la puerta. Toc toc.. Quien es?.. El bajon.. Y sin que vos le digas que pase, ya entro.

En ese momento buscas cualquier cosa con tal de que el baño logre su fin, tenerte bajo la ducha. Estudias, miras tele, llamas a alguien solo por llamar, te colgas en la compu y muchas cosas mas, pero sabes que... no lo vas a poder evitar, ya esta todo dicho, en algun momento lo vas a tener que hacer.

Lo aceptas de mala gana y empezas a buscar la ropa. Obviamente la elección muchas veces se complica, sobre todo a la gente que no es muy amiga del orden y tiene en su cuarto un basurero. Si buscabas esa remera roja genial que te había regalado tu novia no la vas a encontrar loco. Lo hubieses pensado antes de tener todo por el piso.

Terminas. Con desgano vas hacia el baño ya sabiendo lo que se viene. Entras. Ropa a ropa vas quedando como dios te trajo al mundo y el ruido del agua cae y cae en la bañadera. Totalmente desnudo tocas el agua Y ESTA FRIA...! otro punto mas para que el ir a bañarse te aborrezca cada vez mas. Ahora te empezas a vestir de nuevo seguramente puteando o maldiciendo porque carajo no fuiste antes a ver si tenias el termo prendido que ahora ya sabes que no, no estaba.

Solucionas el problema prendiendo el termo después de 17 intentos en los cuales tener el botoncito del gas por unos segundo se hicieron horas.

Volves al baño. Dejas la ropa. Metes un pie. Metes el otro. Estas dentro.

El agua regulada ansia tocar tu cuerpo y ahí ya el odio a bañarse se transforma en una sensación placentera que como una droga. Se hace parte de vos y no podes (no queres ) dejar.

Cae el agua pasa el tiempo y empezas a cantar. Lo que no sabes es que en ese momento esa minita que te re gusta, que miras en todo momento, la que tiene una cola bárbara y vos queres decirle que te gusta pero no te animas llego a tu casa. Vos seguís con las canciones de Ale Sans y ella afuera, que había venido con la excusa de tomar unos mates con vos porque le habías empezado a gustar, escucha tu terrible versión del tema y cambia de opinión. Se fue. Suerte que no lo vas a saber nunca.

En el auge de tu baño algo raro pasa. El agua tibia que antes era fuente de placer ahora esta cambiando su temperatura poco a poco para transformarse en un chorro helado que quema la piel.

Cerras la canilla. Te enojas. Preparas la garganta y... – MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAA EL AGUAAAAAAAAAAAAAAAAAAA...

Si querido, a tu vieja se le ocurrio lavar los platos del almuerzo de las doce a las 8 de la noche, justo, (que coincidencia no?) cuando vos estabas en el baño y aunque suene algo raro, disfrutando de ello.

Desde la cocina se escucha – ya va, ya va - y de a poco el agua vuelve a la normalidad.

Esto no es todo.

Buscas el jabón, no esta. Buscas el shampoo, no hay. Otra vez a pedir auxilio.

- MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAA ME ALCANZAS EL SHAMPUUUUUUUUUUUUUUUUUUU-.

Y después de varios minutitos tu mama te lo alcanza, o manda a tu hermano para que lo haga.

Preguntas porque se tardo tanto para realizar una acción tan simple y tras las respuesta preferirías haber no preguntado. Es tan tonta, tan burda y tanta bronca te da. Solo te dicen, “es que estaba hablando por tel con fulanito, que buena persona que es”.

Le mandas jabon, shampo, enjuague. Todo listo. ¿seguro? No creo.

Corres la cortina y al momento de tomar la toalla sorpresa...! no hay..! Otra vez te la olvidaste. Y esta vez no tenes excusa, fuiste vos, si vos. ¿ O te pensabas secar soplando? Me dijeron alguna vez que esto me paso y volví a pedir ayuda.

Pedís ayuda. Tardan. Tardan un poco más. Un poco más. Y te la traen. Tu cuerpo ya esta casi seco y vos cagado de frió. No te quedo otra. Al final te seco el viento.

Le mandas toalla pero no es la tuya, no es esa que tiene flores amarillas, esa gruesa que con solo tocar tu piel la deja seca. Es una vieja, que había quedado por ahí en el placard y que te mandaron a vos por el solo echo de que te la llevaron y no sabían cual era la tuya. Otro error propio no haber especificado cual toalla queríamos. Pero bueno, tampoco podemos quejarnos porque el otro te llevo la toalla equivocada, cuando en realidad, solo te saco de un aprieto.

Te secaste todo y pretendes vestirte pero sabes que tontito te olvidaste el calzoncillo. ¿cómo te vas a poner el pantalón sin ropa interior? O te pinta la fantasia de “no llevar nada abajo”.

Asi que le mandas remera, buzo, medias, agarras el panta en una mano, las zapas en la otra y salis. Expectante miras de lado a lado si hay alguien en la casa. Seria un bochorno que te vean desnudo. No hay. Corres a tu cuarto, buscas la prenda y te terminas de vestir. Al fin. Lo lograste. Pudiste terminar de bañarte. Pero tengo una mala noticia, mañana, si, mañana, lo vas a tener que hacer de nuevo. Y pasado tambien, y después de pasado, tambien. Asi que mi humilde consejo es este. ACOSTUMBRATE. Tenes toda una vida para ello.

Bueno después de contarte esto me voy. Me tengo que bañar.

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